Skip to main content
  • El ejercicio y la bebida pueden jugar un papel riesgoso en la discapacidad visual

    Published Feb. 13, 2017

    Se estima que en el año 2020, el número de personas en los Estados Unidos con discapacidad visual (pérdida de la visión a menudo causada por enfermedades oculares, trauma, o una condición congénita o degenerativa que no puede corregirse con anteojos o lentes de contacto) aumente a por lo menos cuatro millones. Se trata de un aumento del 70 por ciento desde 2000 debido al envejecimiento de la población y a la prevalencia de enfermedades oculares relacionadas con la edad. [1]

    Para ayudar a determinar maneras de disminuir la incidencia de discapacidad visual, investigadores de la Universidad de Wisconsin examinaron las relaciones entre la incidencia de la discapacidad visual y tres estilos de vida modificables: uso de tabaco, bebida de alcohol y manutención activa del físico. La investigación tuvo lugar como parte del Estudio de Ojos Beaver Dam, un estudio a largo plazo de un grupo de base poblacional entre 1988 y 2013 que contó con la participación de casi 5,000 adultos en edades de 42 a los 84 años de edad.

    Los investigadores encontraron que la actividad física regular y una bebida alcohólica de vez en cuando se asocia con un menor riesgo de desarrollar una deficiencia visual. Los datos demostraron que a lo largo de 20 años, la discapacidad visual desarrollada en un 5,4 por ciento de la población es variada y se basa en los hábitos de vida. Por ejemplo, las personas físicamente activas tenían una disminución del 58 por ciento de probabilidad de desarrollar deterioro visual en comparación con las personas físicamente inactivas.

    Los científicos también encontraron que los consumidores ocasionales de bebidas alcohólicas (definidos como aquellos que han consumido alcohol en el último año, pero reportaron menos de una porción a la semana en promedio) tuvieron una disminución del 49 por ciento en las probabilidades de desarrollar deficiencia visual en comparación con las personas que no habían consumido alcohol en el último año.

    Al igual que la mayoría de investigaciones epidemiológicas, los investigadores advierten que una limitación de su estudio es que los resultados pueden deberse, en parte, a factores no medidos relacionados tanto con los hábitos de vida como el desarrollo de discapacidad visual. Los datos no prueban que estas conductas de estilo de vida sean directamente responsables de un mayor riesgo. Los científicos aún creen que la investigación muestra una buena promesa para indicar formas en que las personas puedan disminuir su riesgo desarrollar discapacidad visual a través de cambios en su estilo de vida.


    [1] Eye Diseases Prevalence Research Group. Causas y prevalencia de discapacidad visual entre adultos en los Estados Unidos. Arch Ophthalmol 2004; 122: 477-85.