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  • Un niño ciego ve después de una terapia genética

    9-year-old patient Creed Pettit gets an eye exam after a gene therapy procedure.
    En el término de un mes después de terapia genética, Creed Pettit pudo ver detalles del mundo que no había visto nunca antes.
    Crédito de la fotografía: Universidad de Miami

    Escrito por Susanne Medeiros
    Sep. 04, 2018

    Creed Pettit se ha ido quedando ciego muy lentamente desde que nació. Creed tiene una extraña afección genética conocida amaurosis congénita de Leber (ACL) lo que hace que le sea imposible ver excepto bajo luz brillante. Cuando era bebé, el atardecer hacía que comenzara a presentar cólicos que sólo se calmaban con el brillo de las luces de la calle o con las luces brillantes de los avisos de los mercados de frutas y verduras. A medida que fue creciendo, Creed se las arregló para saber por dónde iba con el uso de lámparas y linternas de luz potente y aprendió a leer con la ayuda de iluminación especial. A los 9 años, llevaba una linterna a cualquier parte que fuera, la llevaba incluso en su lonchera para poder ver sus alimentos. Incluso mientras iba encontrando formas de superar su deficiente visión, el tiempo se iba agotando. Eventualmente, no había luz lo suficientemente brillante para ayudarle a ver. Creed quedaría totalmente a oscuras.

    Sin embargo, sus padres tenían esperanza porque habían llevado a Creed al Bascom Palmer Eye Institute en Miami, Florida, donde fue evaluado por el neuroftalmólogo, Dr. Byron L. Lam. El Dr. Lam no tenía ningún tratamiento que ofrecer cuando diagnosticó a Creed en el año 2011, les dijo, sin embargo, que un estudio clínico de una prometedora terapia genética se estaba llevando a cabo en la Universidad de Iowa. Este tratamiento experimental sería su mejor probabilidad por el momento de preservar la visión que aún le quedaba. Podría inclusive mejorársela.

    Seis años después, el 19 de diciembre de 2017, Creed, de 9 años, y su familia recibieron la noticia que habían estado esperando desde cuando Creed comenzó a caminar: la FDA había aproado la primera terapia genética para tratar una enfermedad hereditaria. Esta terapia, conocida como Luxturna, es un tratamiento de una sola vez para la ACL que utiliza un virus inocuo para administrar copias sanas del gen a la retina. En esta oportunidad, al regresar a su casa en Bascom Palmer, tenían algo más que la esperanza. Tenían la fecha para la cirugía: el 21 de marzo.

    "¡Miren el punto sobre la i de la caja de Cheerios es en realidad un Cheerio!" – Creed Pettit

    Creed es la persona más joven en Estados Unidos en recibir la nueva terapia genética. Su recuperación ha sido inmediata y milagrosa. Su madre, Sarah Pettit, se dio cuenta, al día siguiente de la cirugía, que su visión había mejorado. Al mes abandonó el uso de las linternas y las lámparas. Ahora puede sentarse afuera al atardecer, puede leer su libro favorito, El Diario de un Niño Llorón, no con un iPad sino en un libro de bolsillo de verdad. Cada día trae nuevas preguntas y nuevas observaciones:

    "Miren", comentó en una salida reciente a un supermercado, "¡el punto sobre la i de la caja de Cheerios es en realidad un Cheerio!".

    "Es algo muy simple, pero es sorprendente", dijo Pettit. Después de ser legalmente ciego antes de la cirugía, Creed ahora tiene una visión 20/30 con anteojos en su mejor ojo, el derecho. Su ojo izquierdo, que siempre ha sido el peor, va mejorando lentamente.

    Ni siquiera los oftalmólogos estaban seguros de qué tanto podría mejorar Creed con esta terapia genética recién aprobada. La Dra. Audina M. Berrocal, es la cirujana pediátrica de retina del Bascom Palmer que aplicó los genes sanos a los ojos de Creed.

    "Por lo general, los pacientes pierden visión", dice la Dra. Berrocal. "Ahora hemos devuelto la visión. Es sorprendente. Poder hacer esto para niños a los que, anteriormente, no teníamos nada que ofrecer en términos de tratamiento, es simplemente increíble", comenta la Dra. Berrocal./p>

    Un largo camino hasta el tratamiento

    Dr. Audina Berrocal in the operating room performing a gene therapy procedure on 9-year-old patient Creed Pettit.
    La Dra. Audina M. Berrocal, es cirujana pediátrica de retina.

    La Sra. Pettit sabía que algo no estaba bien en su hijo casi desde el momento del nacimiento. No se sabía qué era. Cuando un médico examinó a Creed bajo luz fluorescente en una sala de examen, sus ojos parecían estar perfectos. Su agudeza visual era 20/50 en un ojo y 20/40 en el otro. Cuando le examinaban los ojos con una linterna de bolsillo, él trató de agarrarla.

    Inclusive al año de edad, Creed no miraba a nadie a la cara ni miraba sus alimentos cuando Pettit, su madre, se los daba. Ella lo llevó de especialista en especialista, buscando una respuesta. Por último, le diagnosticaron autismo. Ella aceptó el diagnóstico, pero aún sabía que había algo en sus ojos que no estaba bien. Caminaba con los brazos estirados y las manos delante de él, porque se tropezaba con el perro y con los muebles. Eventualmente, una terapeuta le sugirió que lo llevara al Bascom Palmer para un estudio neurológico. Para ese entonces Creed ya tenía 3 años y medio.

    Para ella fue un verdadero shock cuando el Dr. Lam le dijo que Creed se quedaría ciego y que no había nada que hacer. Pero la Sra. Pettit se negó a darse por vencida. Ella y su hijo Creed tomaron un avión a Iowa, esperando que lo recibieran en el estudio clínico. Él tendría que superar dos obstáculos críticos antes de ser elegible para el estudio. En primer lugar, debía someterse a pruebas genéticas para asegurarse de que su enfermedad fuera causada por una mutación genética específica. La ACL, que afecta a cerca de 1 de cada 80.000 personas, puede ser producida por uno más de 19 genes mutantes diferentes. Creed tuvo suerte, tiene el gen contra el que se dirige la terapia.

    A pesar de 30 años de investigación, sólo un corto número de estudios de terapia genética han avanzado tanto como el estudio al que Creed esperaba ingresar.

    Después, tendría que atravesar un laberinto con los ojos cubiertos con parches adhesivos. Los parches aterrorizaron al pequeño Creed de 3 años. No lo pudo hacer. Sin desanimarse, volvieron a Florida, recrearon en su casa el laberinto y practicaron de forma constante. Regresaron a Iowa dos años más tarde para intentarlo de nuevo. El pequeño Creed aún no lo pudo superar. Tendría que esperar hasta que la FDA aprobara el medicamento – si alguna vez lo hacía.

    A pesar de 30 años de investigación, sólo un corto número de estudios de terapia genética han avanzado tanto como el estudio al que Creed esperaba ingresar. Por muchos años, el concepto de una terapia genética – consistente en reemplazar o agregar un gen para corregir un gen causante de la enfermedad – se había quedado empantanada en decepción tras otra y en un desastre tras otro. Ahora, este campo va avanzando con mayor rapidez y cientos de estudios clínicos hacen pruebas de terapias genéticas y reclutan pacientes para nuevos estudios.

    Un procedimiento que dura una hora restaura la visión

    Creed Pettit's mother realized his vision had improved when he started noticing flowers.
    La madre de Creed se dio cuenta de que la visión del niño había mejorado en el momento en que él comenzó a darse cuenta de las flores.

    ¿Le preocupaba a la Sra. Pettit que el nuevo tratamiento pudiera hacerle algún daño a su niño? Sí, pero confiaba en los Drs. Berrocal y Lam. Ellos tenían fe en este tratamiento. Cuando Creed estaba cayendo por el efecto de la anestesia, los médicos me preguntaron cuál era su canción favorita. Como fanático de la comedia Friends (Amigos), comenzó a cantar el tema del programa, "I'll Be There for You" (Estaré Aquí Para Ti). Todo el equipo quirúrgico se unió en coro.

    Durante el procedimiento de una hora, la Dra. Berrocal inyecta el virus, suspendido en unas pocas gotas de líquido, en un espacio pequeño por debajo de la retina. Utiliza un dispositivo de imagenología de alto poder, conocido como tomo grafía de coherencia óptica, para ayudar a guiar una aguja del grosor de un cabello humano hasta el espacio correcto. Miles de millones de virus modificados fueron inyectados en el ojo de Creed. Después de aproximadamente una semana, se trató el segundo ojo. Esta vez, el equipo quirúrgico estaba ya listo. Se dio la señal para que la canción del programa Friends sonara por los parlantes.

    La Sra. Pettit supo que la visión de su hijo estaba mejorando desde un día o dos después de la cirugía. Creed estaba más tranquilo. No se tropezaba con las cosas y se quejaba de que las luces eran muy brillantes. Creed está emocionado y a la vez abrumado por la forma como ha cambiado su vida. No deja de hacer cientos de preguntas a su madre acerca de todo lo que ahora puede ver, la mira a la cara cuando lo hace. Explora más cuando se encuentra fuera de la casa, sale a pasear y corta y huele el perfume de las flores que nunca antes había visto.

    "Por lo general, los pacientes pierden visión. Ahora hemos devuelto la visión. Es sorprendente". – Dra. Audina M. Berrocal

    La Dra. Berrocal le hace seguimiento cada dos semanas. "Seguramente vamos a hacerle seguimiento a este niño hasta que yo me pensione", dice la Dra. Berrocal riendo. "Estoy segura de que asistirá a mi fiesta de jubilación".

    No se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo durará el tratamiento, hasta el momento, la mayoría de los pacientes tratados durante los estudios clínicos han mantenido su visión por dos años. Han pasado dos meses desde que Creed fue tratado y no ha tenido una linterna en su lonchera desde entonces.