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  • Se salva la visión de na mujer después de una devastadora lesión por fuegos artificiales

    Stacy Young antes de su lesión por fuegos artificiales
    Stacy Young antes de su lesión por fuegos artificiales

    Escrito por Susanne Medeiros y Beatrice Shelton
    Revisado por Rebecca J Taylor, MD
    Sep. 22, 2017

    ¿Cree que sólo aquellos que juegan de manera irresponsable con fuegos artificiales se lesionan? Queremos que conozca a Stacy Young. Estaba a más de 100 metros de distancia de un espectáculo de fuegos artificiales cuando fue golpeada en la cabeza. Se le fracturó el cráneo en cinco lugares, perdió un ojo, su rostro quedó totalmente negro por la quemadura, perdió el pelo.

    Se había reunido un grupo de unas 100 personas a campo abierto cerca de un parque estatal en el área rural de Pennsylvania para un asado informal en vísperas del 4 de Julio en el patio de atrás de una residencia. Stacy estaba sentada en el suelo, con las piernas cruzadas, hablando con un amigo que estaba recostado en una hamaca colgada entre dos árboles.

    Lo primero que oyó fue el ruido. “Ya saben cómo suena", dice Stacy. "Ese aire como de vacío y luego el estallido, y los gritos que hielan la sangre”. Inicialmente, Stacy no se dio cuenta de que había sido golpeada. El amigo con el que había estado hablando estaba encendido en fuego y luchaba por quitarse la camisa. Stacy gritó pidiendo agua y eso es lo último que vio.

    “Sin saber por qué, de buenas a primeras, mi visión desapareció, quedé a oscuras, no podía ver nada”, dice Stacy.

    Se le dijo que no volvería a ver, pero con la ayuda de sus oftalmólogos, doctores especializados en cuidado médico y quirúrgico de los ojos, salvó, dos veces, su visión.

    17 Años y Seis Procedimientos Después

    Durante los siguientes 17 años, Stacy se sometería a seis procedimientos. Los cirujanos usaron unas 30 placas de titanio del tamaño de una estampilla para reconstruir su cráneo. Se utilizó un pedazo de hueso de costilla para recrear la órbita superior de su ojo izquierdo, pero no fue posible salvarle el ojo. Tuvieron que sacárselo y reemplazarlo con un ojo protésico.

    Stacy en el hospital después de su lesión
    Stacy en el hospital después de su lesión

    El Dr. Albert M. Maguire, profesor de oftalmología del Hospital de la Universidad de Pennsylvania y del Centro Médico Presbiteriano de Filadelfia, fue el primero en darse cuenta del problema en su ojo derecho. El impacto de la explosión afectó la retina y se estaba formando tejido cicatricial. La retina es el tejido sensible a la luz que recubre la parte posterior del ojo que se comunica con nuestro cerebro y nos permite ver. Si la retina se cubría de tejido grueso, ella quedaría ciega.

    "Su visión era tan mala que literalmente habría podido quedar ciega con sólo un parpadeo". -- Dr. Orlin

    El Dr. Maguire le extrajo el vítreo, la sustancia gelatinosa del interior del ojo y cuidadosamente desprendió el tejido cicatricial. La cirugía fue un éxito. La retina permaneció adherida y Stacy recuperó un grado útil de visión.

    Sin embargo, unos años después, se dio cuenta de que su visión empezaba a desaparecer de nuevo. Al comienzo, no se lo dijo a nadie. Hablar de eso lo haría realidad. Además, su seguro no cubría una consulta con el Dr. Maguire porque no estaba incluido en su red de doctores. Stacy confiaba en el Dr. Maguire como en nadie más, por lo que esperó.

    Cuando ya no podía seguir negando su pérdida de visión, se lo dijo a su esposo. El costo no importaba, era hora de hacer una cita con el Dr. Maguire.

    “Tenemos un problema”, dijo el Dr. Maguire a los pocos minutos de iniciar el examen. “No, no lo tenemos”, dijo Stacy, llorando. “La última vez que dijo eso, usted se refería a una cirugía”.

    Efectivamente, de nuevo esto significaba cirugía. Esta vez, cirugía de cataratas. Stacy estaba desarrollando una gruesa catarata que estaba opacando su visión. Al comienzo, Stacy no quiso aceptar otro oftalmólogo. Sólo confiaba en el Dr. Maguire. Pero no se requirió mucho tiempo para que el Dr. Stephen E. Orlin ganara su confianza. Le gritó.

    “Fue la primera vez que alguien me gritaba por no haber venido durante tanto tiempo”, dijo Stacy. “Le dije que mi seguro no me pagaba la consulta. Me respondió que no le importaba, me dijo que ya lo arreglaríamos”.

    “Su visión era tan mala que habría podido perder literalmente la vista con un simple parpadeo”, explicó el Dr. Orlin. “Le recordé a Stacy que por el resto de su vida tendría que estar bajo el cuidado de un oftalmólogo”.

    Dr. Maguire y Dr. Orlin
    Dr. Maguire y Dr. Orlin.
    Photo courtesy of Brian Holmes: Scheie Eye Institute

    Normalmente, una cirugía de cataratas no es un procedimiento riesgoso, pero en el caso de Stacy, debido al trauma que había sufrido y a su anterior procedimiento de retina, la cirugía sería complicada. La catarata estaba parcialmente luxada y se requería la participación de dos cirujanos. El Dr. Maguire, el cirujano de retina, para retirar el cristalino luxado y el Dr. Orlin, el cirujano de cataratas para suturar el lente intraocular.

    De todos los cirujanos que la trataron, para Stacy los Doctores Maguire y Orlin fueron especiales. Vinieron a verla antes de la cirugía sólo para verificar que estuviera lista.

    “Fueron también muy pacientes y nunca me prometieron algo que no pudieran darme. Nunca me engañaron. Eso es algo que les agradezco”, dijo Stacy. “Nunca me prometieron que quedaría con una visión de 20/20 o de 20/400. Me dijeron que harían lo que pudieran”.

    Una Vida Vuelta a Recuperar

    No me decepcionaron. Antes de la cirugía de cataratas, veía a las personas como muñecos de palo sin rostros. Después de la cirugía, podía ver algunas de las letras en la cartilla de lectura. Y algo igualmente importante, podía ver rostros y podía ver las emociones. Le fascinaba ver cuando su esposo se enfadaba con ella.

    >“Podía ver las flores. No sólo los colores sino los pétalos". - Stacy Young

    “Ay, Dios mío ¡estás furioso! Se ve la ira en tus ojos”, dijo Stacy, describiendo lo que sentía al volver a enfocar y ver las cosas como hacía tantos años no las veía por su mala visión. “De manera que ¡durante 17 años me has estados haciendo caras!".

    Stacy antes y después de su accidente
    Stacy antes y después de su accidente

    "Había vivido tras una cortina de humo”, explicaba Stacy. "Era raro ver cosas en mi casa que nunca había notado. Es desagradable, pero es increíble ver el piso sucio. Realmente podía ver las flores. No sólo los colores sino los pétalos”.

    A pesar de su inspirador progreso, Stacy echa de menos la mujer que era antes del 1 de julio del año 2000. La persona independiente, espontánea, que conducía hasta Atlantic City en un dos por tres sólo para meter los pies en el mar. La persona que luchaba por lograr graduarse de la universidad mientras atendía a su hijo de 1 año, y lograba hacerlo casi como la primera de su clase.

    “Esa mujer ya no existe. Murió el 1 de julio”, sostiene. Stacy nunca volverá a trabajar como enfermera. Nunca podrá tener otro hijo por miedo a que el embarazo pueda causar un aneurisma o un accidente cerebrovascular. “Eso lo acepto. Hoy soy una mejor persona porque he sobrevivido a todo esto. Soy humilde. Me emociono más. Sé lo que es una pérdida. Cuando digo a mis amigos que sé cómo se sienten, esas no son sólo palabras para mí”.

    Pensar en todo lo que ha superado y hasta dónde ha llegado, la conmueve hasta las lágrimas. Sin embargo, el ruido de los fuegos artificiales le trae a la memoria ese 1 de julio y la hace temblar. Stacy tiene un consejo para aquellos que piensan traer fuegos artificiales para su próxima celebración del 4 de Julio:

    “No crean que son muy buenos anfitriones al traer eso a su fiesta”, dice. “A veces, se puede terminar perdiendo una vida”.