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  • Todo acerca de las lágrimas emocionales

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    Escrito por Reena Mukamal
    Revisado por Brenda Pagan-Duran MD
    Published Apr. 12, 2017

    ¿Por qué lloramos? Los científicos han intentado encontrar respuesta a este interrogante durante siglos.

    En 1662, el científico danés Niels Stensen descubrió que las lágrimas se originan en la glándula lagrimal. Tenemos tres clases de lágrimas: las basales, las reflejas y las emocionales. La mayoría de los investigadores consideran que las lágrimas emocionales — desencadenadas por sentimientos intensos como la felicidad y la tristeza — son exclusivas de los humanos. Aunque se está realizando en la actualidad muchísima investigación acerca del llanto, sabemos que las lágrimas emocionales se producen por influencia de factores biológicos, fisiológicos y sociales.

    Desencadenantes de las lágrimas

    Charles Darwin declaró en una oportunidad que las lágrimas emocionales “no tenían ningún propósito”, sin embargo, desde entonces, hemos aprendido que las lágrimas facilitan los vínculos sociales y promueven un comportamiento de ayuda.

    Los psicólogos consideran que el llanto evolucionó a partir de las vocalizaciones de los animales. Los recién nacidos y los bebés que no han desarrollado plenamente las glándulas lagrimales no pueden producir lágrimas visibles, sin embargo, lloran de manera audible para pedir atención y ayuda. Durante la niñez y los primeros años de la adolescencia, el dolor físico es también un desencadenante común de las lágrimas emocionales, que tiende a reducirse con la edad.

    A medida que maduramos y nos convertimos en adultos, las lágrimas emocionales se desencadenan por un rango cada vez mayor de sentimientos que incluyen: dolor físico; dolor afectivo; dolor empático, dolor compasivo; dolor social y sentimental u ocasionado por sentimientos de carácter moral.

    El llanto como señal social

    “El valor del llanto puede tener que ver más con la respuesta social que provoca que con sus efectos fisiológicos”, sostiene la Dra. Lauren Bylsma, PhD, de la Universidad de Pittsburgh. La Dra. Bylsma ha realizado múltiples estudios sobre el llanto y ha determinado que muchos se sienten mejor después de llorar si han recibido apoyo social durante el llanto. Las lágrimas que llevan a resolver el evento que indujo las lágrimas o que dan a la persona que llora una nueva comprensión de lo que estaba mal, ayudan a que el individuo experimente esa sensación de bienestar. Por el contrario, quienes intentaron contener las lágrimas o lloran en un entorno donde no encuentran apoyo social (por ejemplo, en el trabajo) son las menos propensas a sentirse mejor después de llorar.

    Las mujeres lloran más que los hombres

    Aunque la frecuencia del llanto varía significativamente entre una persona y otra, la Da. Bylsma sostiene que es bien sabido que las mujeres lloran con una frecuencia tres a cuatro veces mayor que los hombres y cuando lloran, su llanto tiende a ser más intenso.

    Los sistemas límbico y lagrimal colaboran en la producción de lágrimas emocionales

    Cuando el organismo produce lágrimas emocionales, el sistema límbico (la parte del cerebro asociada con el despertar de las emociones) envía una señal al puente troncoencefálico o pons, en latín (la “estación de mensajería” del cerebro), que luego envía una señal a su sistema lagrimal para producir lágrimas. Se requiere mayor investigación para entender los cambios fisiológicos y neurales que acompañan a las lágrimas emocionales.

    ¿Qué contienen las lágrimas?

    Aunque sabemos que todas las lágrimas contienen enzimas, lípidos, metabolitos y electrolitos, nos queda mucho por aprender acerca de la composición química de las lágrimas emocionales. Algunos científicos han propuesto que estas lágrimas contienen proteínas y hormonas adicionales que no se encuentran en las lágrimas basales o reflejas. Los mayores niveles de prolactina, de hormona adrenocorticotrópica, de leu-encefalinas, de potasio y de manganeso, han sido detectados en las lágrimas emocionales. Algunos investigadores han propuesto la hipótesis de que la liberación de estas hormonas de estrés, como las leu-encefalinas, puede ayudar a regular el organismo o a llevarlo de nuevo a un nivel homeostático. No obstante, estos hallazgos preliminares aún requieren mayor replicación científica.

    Las lágrimas hacen mucho más que sólo humedecer y proteger los ojos contra las bacterias — qué tantas otras cosas hacen es algo que aún seguimos aprendiendo.