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  • Un adolescente queda ciego y pierde una mano por jugar con fuegos artificiales

    Revisado por Ajay E Kuriyan, MD
    Published May. 15, 2017

    Unos pocos días después del 4 de Julio, una fuerte explosión sobresaltó a Theresa McNair cuando llegó a casa después del trabajo. Supuso que se trataba de los muchachos del vecindario que estaban jugando con los fuegos artificiales que habían quedado de la celebración de la fiesta.

    Esta mujer de Fort Lauderdale no se dio cuenta hasta más tarde que se trataba de su propio hijo que estaba involucrado y que la gran explosión había sido producida por un cohete tipo granada que había estallado volándole a su hijo la mano derecha y dejándolo ciego de un ojo.

    Un año después, Javonte McNair, de 14 años, sigue luchando por superar sus lesiones emocionales y físicas. Ya no puede jugar fútbol, su deporte favorito, y no ve por un ojo.

    "Fue algo muy duro", dice su madre en una entrevista con los medios locales.

    El Cohete de Pólvora Estaba Ya Encendido

    La Sra. McNair dijo que Javonte estaba montando en bicicleta por el vecindario cuando encontró una cebolla bomba, un fuego artificial altamente explosivo que se vende legalmente en el estado de la Florida con el consentimiento de los padres.

    Él levantó la bomba sin saber que ya estaba encendida. La bomba le explotó en la mano derecha arrancándosela del brazo y le explotó en la cara. La bomba le arrojó residuos calientes en el ojo, éstos penetraron la córnea y el cristalino causándole grave daño.

    Fue llevado rápidamente a la sala de urgencias pero un equipo de médicos no pudo restaurar su mano.

    Cómo Salvaron el Ojo de Javonte

    Los médicos del Bascom Palmer Eye Institute de Miami lograron salvar lo que quedaba del ojo de Javonte. El oftalmólogo, Dr. Ajay Kuriyan, y un equipo de médicos, entre ellos el Dr. Tayyeba Ali y el Dr. Brian Tse, practicaron cirugía de emergencia durante horas en un esfuerzo por salvar la visión de Javonte.

    Pero, el ojo estaba demasiado dañado.

    El globo ocular tenía una ruptura y había desprendimiento de retina. Al igual que con muchas lesiones oculares traumáticas, Javonte desarrolló una catarata que tuvo que ser extraída y también fue sometido a cirugía de trasplante de córnea. El Dr. Kuriyan pudo salvar el ojo en sí mismo. Sigue con una limitación visual pero será sometido a cirugías adicionales en el futuro próximo para tratar de restaurar un mayor porcentaje de su visión.

    "El tipo de fuego artificial que lo hirió es esencialmente como una granada", indica el Dr. Kuriyan. "Lo que ocurrió fue realmente una tragedia. Es desafortunado que, al trabajar en la sala de urgencias tengamos que ver lesiones como esta cada año alrededor del 4 de Julio".

    Los Fuegos Artificiales Hieren a Miles de Personas Cada Año

    Javonte McNair with mother and Ajay Kuriyan MD after recovery from fireworks injury
    Theresa McNair y su hijo Javonte, de 14 años, visitan al Dr. Ajay Kuriyan, en el Bascom Palmer Eye Institute. Javonte sigue recibiendo tratamiento después de que un fuego artificial le explotó en la mano en el 2015, por lo que perdió la mano y perdió la visión de su ojo izquierdo.

    Hubo 10.500 lesiones por fuegos artificiales tratadas en la sala de emergencia en el 2014, según un informe de la Comisión de Seguridad de Productos para el Consumidor de los Estados Unidos publicado en 2015. La Comisión reportó 1.300 lesiones oculares. La Academia Americana de Oftalmología emitió una vez más una advertencia al público recomendando que se evite el uso de fuegos artificiales en el hogar debido al riesgo de lesiones catastróficas, especialmente en niños.

    Según un artículo publicado en junio en la revista Nature, cerca de 40 por ciento de las lesiones por fuegos artificiales tratadas durante una década en el Hospital de Seattle, se produjeron en niños menores de 18 años. Los datos muestran también que casi una tercera parte de los accidentes por fuegos artificiales tratados, lesionaron los ojos.

    "Jugar con fuegos artificiales que se venden al consumidor alrededor del 4 de Julio ha sido una tradición tan entrañable que es fácil olvidar los peligros que puede acarrear, sobre todo para los ojos", sostiene el Dr. Philip R. Rizzuto, oftalmólogo y vocero clínico de la Academia Americana de Oftalmología. "Esperamos que haya más conciencia entre la población acerca de la forma más segura de celebrar dejando los fuegos artificiales en manos de profesionales".